Esclavos del tiempo, presos en un reloj de cristal. Inevitable e innegable.
El tiempo pasa, y uno piensa en un futuro, lo lejos que está el futuro, y lo lejos que parecía el pasado pero lo lejos que quedó ya, y pensamos en los momentos en los que ese pasado-futuro estaba cerca, estaba sucediendo y era un presente pero que ahora quedó enterrado en un cajón de las memorias que nos gustaría poder abrir y cambiar de lugar, cambiarlo todo para que el pasado sea diferente y así el presente y el futuro.
Y sentarse a mirar el reloj, en el presente, para pensar cuánto falta para llegar al futuro es una tarea odiosa, interminable, dolorosa.
¿Y cuándo es que recordamos cuánto duele?
Cuando vemos las fechas de vencimiento.
Vas a la heladera a buscar un yogurt para merendar, y ves que vence el día de tu cumpleaños, o el día que te vas de vacaciones, el día que te entregan el resultado del análisis de sangre o dos días después del día que estás esperando, que mirás en el calendario contando los días que faltan, el día con el que pensás todas las noches antes de dormir y pensás cómo va a cambiar tu vida. Y ves la fecha de vencimiento, en color negro y letras pixeladas, insignificante, que sólo indica cuándo las enzimas van a dejar de inhibirse y van a dejar avanzar el proceso de putrefracción, cuándo los conservantes dejan de servir. Y ves esa fecha, y pensás, parada frente a la mesada de la cocina, que mientras ese yogurt de frutilla se vence, vos no vas a tener el más remoto recuerdo de dicho yogurt, de dicha mesada de cocina o de ese día en el que te quedaste parada pensando, porque vas a estar terriblemente preocupada o involucrada en los problemas de ese momento, que ahora esperás con fascinación.
Sucede algo similar cuando ves las fechas de vencimiento de cosas viejas que tenés en la alacena. Me sucede con las cajas de té que nunca tomé. Septiembre, 2006. Marzo, 2007. Ya pasó hace tanto, y en ese momento yo era otra persona con cualquier cosa en mi cabeza menos un té que debería tomar porque después se pierde, se pierde en el espacio y nadie lo puede tomar, y el sólo ver la fecha de vencimiento me recuerda a aquel momento, a aquellos problemas, risas, pensamientos, lágrimas derramadas y carcajadas tiradas a la atmósfera. Y es una simple fecha de vencimiento.
sábado, enero 5
Fechas de Vencimiento
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1 comentario:
Bienvenida al blog! Te puedo linkear si gustas ^^
Espero nos veamos Aye! Saludos :3
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