Te miras el esmalte de tus uñas. El color rojo de Todo moda que compraste hace sólo un par de horas y que aplicaste prolijamente luego de haberte bañado con una crema especial de lavanda comienza a desaparecer de a líneas. Probablemente para la noche siguiente la mitad de él habrá desaparecido. Intentas no quitártelo con tus manos y dejas tus brazos caídos sobre tu cintura.
Todd, el chico del cual llevas enamorada 2 años y que probablemente no sepa que existes, al menos no como mujer sino como un falso intento de amiga, baila como poseído, limitándose a parecer un simio que puede mantenerse derecho, pero que se mueve mansamente.
De repente, puedes ver que Todd ya no quiere bailar, y se acerca a tí. Tu corazón da un salto, pero tú sabes la verdad; son amigos, y te vio sola y patética con una lata de cerveza en la mano. Sólo va por un rato hasta que vea a la chica dueña de su corazón por 5 minutos y huya detrás de ella, dejándote con el aliento hecho hielo en tu garganta, rasgando tu tráquea, ocasionándote muerte por hipoxia y desangramiento.
Se para a tu lado y te sonríe. Miras el reloj que le robaste a tu hermana; son las 3 de la mañana. La noche pasó volando y en cualquier momento amanecería, gracias al estúpido cambio de horario. Ya no quedaba tiempo, tu paciencia se evaporó como charco de agua en un volcán y el poco alcohol que tomaste te hace creer que tuvo algún efecto sobre tu conciencia; tomas un último sorbo con valentía y mirás directamente a Todd.
-¿Cómo estás, Todd?-preguntas, obvia.
-Oh, cansado, me duelen un poco los pies y... - ves que su boca se mueve, pero no tienes la menor idea de en qué idioma está hablando.
-Claro, sí.-dices, cambiando de tema con la mirada, pero ves que él pone cara interrogativa.
-¿Y tú, Casey?
-Oh, genial, realmente genial, la mejor noche de toda mi vida-Afirmas, con una sonrisa de noticiero que dice que será un hermoso fin de semana caluroso.
-Ja, bien-dice él, probablemente sin escuchar tampoco.
Puedes oir a tu corazón latir. Es el maldito momento de ser honestos.
-Escucha Todd, debo decirte algo. Detesto este tipo de conversaciones donde la gente habla y pretende que le importa. Soy una de las personas más pacientes que existen, pero ya pasó mucho tiempo. Mucho tiempo. Por lo tanto, aquí voy; me gustas, Todd, de una manera alocada, apasionada y Shakesperiana. No sé qué hacer al respecto, no sé cómo actuar al respecto, ya que siempre que nos vimos seguí los consejos de las malditas Cosmopolitan de mi hermana, respecto a las uñas, el pelo, las pestañas, los zapatos y todas esas cosas que creo que gracias a ti aprendí que no tienen ninguna importancia. Tengo que forzarme a sonreír como una idiota en tu presencia porque se supone que eso es lo que hay que hacer. Tengo que actuar como si el hambre, el SIDA y el holocausto fueran un chiste, una pluma en la planta de mi pie. ¿Eso es lo que se supone que hacen las chicas, no? ¿Lucir felices y perfectas? Bueno, me cansé de eso, de intentar lucir perfecta y obsesionarme por detalles futiles como si me sonreíste cuando me preguntaste si me gustaba el chocolate o si miraste mi boca aquella vez que hablamos. Estupideces, eso creo que son. Por lo tanto, digo esto y tienes la chance de asentir con la cabeza y hacerme la adolescente más feliz de este boliche basofioso, o al menos una de las más sobrias y felices, o puedes correr en la dirección opuesta. Me gustas. Me gustas terriblemente. ¿Y qué opinas tú?
Si ves que Todd sonríe y te toma la mano, pasa a la página 156.
Si ves que Todd abre los ojos aterrado, se da vuelta y sale corriendo sin mirar atrás, pasa a la página 47.
lunes, enero 14
Elige tu propia desventura
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2 comentarios:
Página 156 ftw
y el post de "no estamos en la era del amor?" waht happened?
era mi preferido.
de hecho, te iba a pedir que lo publicaras como prologo a alguna de mis novelas xDD
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