Un paquete de Frutigran de chocolate, un cuarto de pan y media caja de cereales más tarde -y he tenido noches peores-, me pongo a pensar en estas palabras que escuché en una canción:
The saddest part of a broken heart
Isn't the ending so much as the start
The tragedy starts from the very first spark
Es cierto. Recordar el final es triste, ¿pero ponerte a leer las entradas de tu diario de los comienzos de las cosas, del mundo, del Big Bang? Es como una trompada en el estómago.
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