martes, septiembre 22

La conspiración de los nombres

El universo no puede hacer gran cosa más que observar su entropía aumentar y la energía transformándose de una cosa a otra, desde un fotón de luz a oxígeno hasta el límite infinito de una función. Sin embargo, tiene sus simpáticas, erráticas y sutiles maneras de entrometerse en la vida de los habitantes de este planeta en esta galaxia en particular, y no, no me refiero a la relación matemática, real o imaginaria, entre la posición de los planetas y la personalidad de cada uno. Eso podrá ser muy divertido, y sin duda tema de discusión para otro post lleno de argumentos, contra-argumentos respecto a la astrología, sin ninguna conclusión jugosa o valedera que valga el tiempo del lector -pero, que aún así, tendrá la libertad de elegir si quiere pasar su tiempo leyendo, aún así como yo me tomo la libertad de escribirlo y desaparecer para volver a los dos, tres o cuatro meses, simplemente porque puedo-. Me refiero, entonces, a un peculiar patrón observable, de una frecuencia algo elevada (7.000 hZ aproximadamente), que en sí mismo no tiene ningún sentido, no entrega ningún mensaje claro y en un código que no tiene registro en las lenguas antiguas, en los tiempos antes de Cristo, pero que está tan presente como las predicciones del horóscopo todos los días en el diario: Una tendencia a encontrarse rodeado, por épocas, de una abundancia de personas con el mismo nombre.

Como no es algo que le suceda todo el tiempo a todo el mundo (eso se explica la frecuencia permanece en el rango de la capacidad auditiva del hombre), voy a exponer el punto para que aquellas personas que saben exactamente a qué me refiero -y piensan en los cuatro o cinco con el mismo nombre que conocen- sonrían como si tuvieran cosquillas en el corazón, y a los que no para que se preparen para una ola de hechos aleatorios y predecibles.


Todo comienza cuando de una forma alguien, digamos una chica, conoce a un chico cuyo nombre es A. Ese mismo día, habla con un compañero de la escuela o trabajo o facultad y se llama A también. Y la mejor amiga le cuenta que se puso de novia, con un chico llamado A. Ah, y aparece otro A, un A muy bonito por cierto, a quien anota en el celular con el nombre de "A", siendo el que espera que mande los mensajes de texto, y a los demás les agrega una mini descripción, como "A facultad" y "A baterista". Surge otro A, en una fiesta, que resulta ser muy simpático y muestra interés en la chica, y ella, porque tiene un celular muy complaciente, agrega a este A, que la llama y agrega a facebook, un facebook que con sólo escribir la inicial de "A" colapsa y abre una cascada de nombres y fotos de As que genera demasiada confusión cuando sólo se busca a un A en particular (aunque ya se empiezan a parecer). Llega un punto en el que alguno de esos A, uno o dos, entran a la vida amorosa-personal de la chica, y ésta cada vez que menciona a A en su círculo de amistades, se genera la molesta discusión "De qué A me hablás?" y llega el punto en el que hay que ponerles números o características físicas muy evidentes.

Aún más asombroso es el hecho de que cada nombre es como una fruta de estación; hace unos años, era la era de los M, y también de los F; eran buenos tiempos aquellos, sin duda, con todas las coincidencias que caracterizaron a la situación, pero quizás esta vez las A llegaron para quedarse. O no, y no queda otra opción hasta ver el brote de las J en la primavera.

Tal vez sea exagerativo o nadie lo haya vivido de esta misma manera. O capaz sí, y este post es un recordatorio de la necesidad de sentarse en un lugar al aire libre a filosofar sobre esas futiles cuestiones de la vida que vienen de algún lugar y van hacia otro, sin conocerse ninguno de los dos. Las estadísticas dejan en claro la baja probabilidad de que esta serie de eventos ocurra a una determinada velocidad y en cierto orden es entre baja a nula; lo cual deja a la otra opción no descartada: una mente detrás de todo esto. Después de la termodinámica y abstracciones tales cómo los números, las funciones y el inconsciente, es cada vez menos sencillo descartar la posibilidad de un Universo con un gran sentido del humor que planea con cada Sol en cada galaxia despertando a sus habitantes en qué va a gastar su energía, dejando mensajes enigmáticos con un contenido sin significado aparente cuya única finalidad es llevar al mundo al caos o con pistas que, en realidad, lo guíe en un laberinto a oscuras hacia la meta final.

3 comentarios:

nanof dijo...

Hola, bonita teoria la tuya, aunque un poco exagerada, creo,

y un poco gracioso tu juego con las letras..mira si todo el mundo se llamase casi de la misma manera..jeje

Saludos.

Lux dijo...

La "mente detrás de todo esto" es muy interesante. Me asombra cómo llegas a hablar tan intensamente de estas sutilezas de la vida, me siento plenamente identificado contigo, ya que mi mente también gusta de esos viajes tan aparentemente inútiles pero que te dejan con una sensación de extraña satisfacción. Sino visita mi blog y fijate jaja...saludos

Anónimo dijo...

As. o JMs.
en fin. buen post.

 

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