miércoles, junio 10

"¿Te querés sentar?"

A pesar de la falta de existencia de documentos escritos que lo demuestren, la caballerosidad es un gesto que se manifiesta desde, más o menos, el origen del hombre y la mujer, allá en los viejos tiempos de la mutación del ADN que generó la parte divertida de la existencia de las especies. Asociado o no a la creencia patriarcal de que los hombres son superiores a las mujeres en algún tipo de parámetro, teniendo así la capacidad de ser gentiles y portarse educadamente con una dama de una manera que no harían con otro hombre, este comportamiento se observa tanto en épocas en las que el rol de la mujer estaba limitado a las tareas del hogar como en estos tiempos modernos donde la única diferencia entre ellos y ellas está en el tipo de zapatos que usan en una fiesta. Y ni siquiera tiene que haber un motivo tan oscuro detrás de la amable intención de un señor al abrirle la puerta a una señorita; es simplemente es una cuestión de modales. Tradición.

Claro que puede existir otra fuerza impulsora de este agradable comportamiento, tan aparentemente bien intencionado, pero sólo se cruza por la cabeza a aquellas mujeres ligeramente resentidas u observadoras compulsivas de misoginismo en cada hombre o animal masculino; Un hombre que es caballero tiene solamente una intención navegando por su mente.
Y no me gusta tener que apelar a un blog para escribir sobre algo tan feministicamente cliché, e incluso hablar de feminismo en un post de esta naturaleza me obligan a pedirle disculpas a Mary Wollstonecraft, pero un simple viaje en subte en hora pico de la mañana -simultáneo al pico matutino de cortisol, ¿Coincidencia del universo o fundamentación química?- me hizo replantearme ciertas cosas.

Entré apurada a un subte inicialmente congestionado, que en no más de dos estaciones sus pasajeros se interrelacionarían como moléculas de agua en estado sólido. Redundante es mencionar que no había lugares disponibles, por lo tanto me quedé parada con mi pesada mochila cargada de un gigantesco volumen de Fisiología Humana. Por algún motivo, un joven que estaba acomodado en uno de los asientos se levantó y salió prácticamente corriendo; tal vez había olvidado algo, tal vez decidió darse por vencido o cometer un acto de romanticismo no premeditado, ¿Quién sabe? Lo importante del hecho es que ahora quedaba un asiento disponible en aquel vagón moderadamente lleno, y no pudo causarme más tentación ignorar fijarme si había alguna señora embarazada o alguien mayor con la real necesidad de sentarse. Sin embargo, fui educada y miré. Un hombre, al lado mío, de no más de 45 años y que no parecía tener algún claro malestar físico ya que no tenía ningún yeso o bastón, me miró y sin dudarlo se sentó. Hasta este momento no pensé nada en particular: Tal vez sí tenía algún malestar, tal vez iba al médico o, simplemente, tenía muchas ganas de sentarse. ¿Quién lo iba a obligar a dejarme sentar? Yo me habría sentado y habría sido igualmente egoísta que él al tomar el asiento. No era mayor inconveniente.

Cinco estaciones más tarde, era aconsejable cerrar las ventanas por el riesgo de que alguien fuera empujado y se cayera del subte en pleno movimiento. Yo seguía parada en el mismo lugar, y el hombre sentado en su asiento. Cuando se abrieron las puertas de la nueva estación, se sube una elegante señorita, tal vez cinco años mayor que yo; tenía el pelo planchado con bucles artificialmente armados en las puntas, rubor y rimmel ostentosos y los labios con un brillo color salmón, y vestía un hermoso traje escotado con pollera corta y botas con taco. Sin duda llamaba más la atención que cualquiera de las otras personas que allí viajaban, pero este hombre, en el momento en el que ella se paró frente a él, se puso de pie y le cedió el asiento. "Por favor", le dijo, y lo vi de pie, ahora en el medio del tumulto de gente hasta el momento en el que me bajé. Un caballero, sin duda, qué gesto tan viril y atractivo y educado; perfecta elección de una mujer a la hora de elegir el aporte de la mitad del ADN de la descendencia.

¿En qué pudo basarse el criterio del hombre al darle el asiento? No estaba embarazada ni era discapacitada, al menos no en cuanto a lo motriz, y tampoco pasaba los 30 años de edad, así que se podría descartar la idea de que fuera "Una señora mayor". Era una mujer, al igual que yo, así que la caballerosidad parecía escapar el detalle genético. ¿Entonces? ¿Tal vez si yo decidía maquillarme y usar un cuello escotado en vez de mi campera-iglú lúgubremente negra habría viajado cómodamente sentada leyendo mi lectura de viaje de turno? En ese caso, las falsas feministas estarían en lo cierto: A veces, ciertos hombres tienen algo en mente cuando se portan caballerosamente.

No hay mucho para decir. La próxima vez que tenga ganas de viajar cómoda me pongo unas medias de red, unos buenos tacos rojos y una blusa cuello en V de animal print. Buen gusto.

4 comentarios:

JohnSo dijo...

Que forrada...
Yo jamas le doy el asiento a nadie XD, a menos que sea una viejecilla o viejecillo muy decrepito, o una embarazada mirandome con cara de odio proveniente del inframundo....
Pero no te podes hacer el langa con una mina que esta buena y darle el asiento... O sea, que te crees, que la mina va a decir "ay, gracias, caballero! Vayamos a mi casa a tener sexo descontrolado con velas y latigos!". Por este mismo motivo, jamas entendi los piropos onda "mamiiiiiiiiiiii, te como todaaaaaaaa"...
Que se yo... Creo que soy caballero, pero de otro tipo :P...

Lafran dijo...

Bastante fracasado el señor, a mi me encanta no dar asiento a las minas que están buenas/perras y que denotan claramente que buscan que se los den. Me produce mucho mas placer que la probabilidad de 1/10000 de tener relaciones a cambio de un asiento con una desconocida que probablemente, por como se viste, me va a caer mal.

No soy prejuicioso (?)

Capaz el tema no pasa por llegar a tener algo con la mina, igual. Creo que nadie sería tan iluso, salvo algun drogadicto severo. El tema pasa por ver la respuesta de la mina, lo mismo con los piropos. A algunos les gusta ver a minas lindas incomodarse, es un placer cercano a la violación. Otros, menos agresivos, esperan simplemente una respuesta de la mina (a veces una sonrisa cómplice actúa como piropo de respueta, y esto satisface el ego del varón sin necesidad de acostarse con la susodicha).
La coquetería no tiene porque ser algo malo ni producto de feministas/machistas, pero su abuso es desagradable y no debería anteponerse a la solidaridad social para con alguien que necesita mas un asiento.

Sr. Payasito dijo...

Está en uno y en la educación que recibió el ceder el asiento; básicamente los asientos están reservados a discapacitados, ancianos y embarazadas, pero si veo que sube un pibito o una señora medio cargada de bolsas o con cara de que viene de un día pesado sin problemas les doy asiento y aunque sea un gesto pequeño les hace más confortable el regreso a casa :)
Tema aparte: cada vez que levanto con mi "amiguito" despierto a la mañana, o empieza a despertarse en el subte a la mañana, siempre me acuerdo de vos y tu comentario del Cortisol jajaja

Lux dijo...

un par de cosas para decir... primero, podrías pensar en justificar el texto, pero no el contenido, sino la forma jaja... capaz es a propósito.

El tema del H2O sólida, alias hielo, no se si te referiste a que habia mucho espacio o poco, porque tiene menor densidad que en estado líquido, con lo que ya te deben haber podrido la cabeza jajaj :P

Después, yo siempre pensé sobre esto, el tema del feminismo y el machismo y la caballerosidad, y me parece que mi hermano tiene bastante razón en lo que dice. Me parece bien darle el asiento a la gente que lo necesita, si no nos ayudamos nosotros, no nos ayuda nadie... El tema del machismo y feminismo me molesta profundamente, ya que para procrear se necesitan y fin del asunto, me molestan las atribuciones que buscan tomarse unos y otras. Hay intenciones y funciones biológicas en el diagramado genético de cada uno, y no le vas a hacer levantar 3 bolsas de arena a una mujer-aunque pueda hacer- ni pedirle determinadas reacciones o sentimientos a algunos hombres-aunque puedan hacerlo-...

-yo que sé- . . .

Todos quieren trabajar, nadie se queda en casa, nadie tiene hijos por el trabajo, se va todo al carajo... El machismo sigue vigente y exacerba a las feministas que, irracionales e iracundas, no hacen más que decir cosas como la que dijo Ashley Judd: "Yo no voy a tener hijos porque NO QUIERO QUE MIS HIJOS LE ROBEN LA COMIDA A LOS NENES DE AFRICA"

En fin. Sean felices. Y PISEN PERDICES jajaja no mentira

 

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