sábado, septiembre 11

Sadismo

A pesar de estar ausente por la inevitable y completa fagocitosis de mi vida por pilas enormes de fotocopias con fotos en blanco y negro (y hasta títulos en comic sans), tuve que interrumpir mi hora diaria de "oh-debería-estar-estudiando" para hacer algo sin fines académicos que encontraré de todas formas productivo, para mi y tal vez para aquel que esté leyendo y en unos renglones se sentirá totalmente identificado con mis palabras (o, quizás, para el que por alguna razón trivial tenga ganas de contra-argumentarme alguna pavada del post). Sí, ciertamente se trata de sadismo, de perversión pura, del sufrimiento en su totalidad y corazones rompiéndose con un ruido tan agudo como el de una tiza de frente en el pizarrón, pero no involucra látigos, cuero ni personas con una bolsa de plástico en la cabeza.

Es sólo de aquella maldad, tal vez propia, del mismo inconsciente que nos gobierna, el fondo del iceberg, o tal vez que aquella entidad que manipula nuestra mente al cerrar los ojos y quedar sumergidos en un profundo océano sin noción del tiempo o lógica, que, al igual que los maquilladores con los actores antes de una obra de teatro, nos arreglan y perfuman, llenándonos del aroma de un recuerdo, nos dejan en un escenario que fue o pudo haber sido y ponen a algún actor, seleccionado por alguien, a jugar del rol de quien estuvo y no está; del que pudo haber estado y no estará, no en ese contexto, no en ese momento, no en ese punto de la continuidad espacio-tiempo, no con el protagonista, no bajo el mismo techo de estrellas doradas y nubes rosadas.

Sin saber cómo ni por qué, ni de dónde vino, arrebatándonos las herramientas de la lógica que la escuela primaria nos grabó a escuadras y análisis sintácticos, la vida cotidiana se vuelve el inicio de una historia, que de un momento a otro tuvo un giro fugaz, dejando a la vista un nuevo mundo. Los problemas sin resolución de antes ya se desvanecieron; no hay sufrimiento, no hay frustración, no hay lágrimas. Cualquier pelea es vapor que nunca condensará en las cabezas de aquellos que lucharon por argumentos de validez incuestionable. Cualquier distancia kilométrica sólo se distingue con microscopía electrónica de barrido. Cualquiera barrera entre la vida y la muerte perdió todo el respeto y es fácilmente violable.

No hay dudas, ésta es la realidad ahora. Es felicidad pura, es lo que es, es lo que yo quería, es el final feliz de la historia. Allí lloro de la alegría, pero al despertar no tengo las mejillas mojadas. Allí bailamos en una calle de piedras, pero al despertar estoy acostada en una cama. Allí puedo sentirte pegado a mi pecho, con tu corazón bombeando frenético, pero al despertar sólo estoy abrazando a mi almohada.

Por alguna desgraciada razón, abriste los ojos y no podés volver a dormir. Ahora queda el resto de un día con recuerdos vívidos de algo que nunca sucedió - y probablemente no suceda, no en esta tierra. Y de repente, la idea de pasar una vida en coma no suena tan mal.

Pero no es la idea. Después de todo, si querés que tus sueños se hagan realidad, lo primero que hay que hacer es despertar.

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