jueves, diciembre 24

Arbolito

Mientras ponía uno de mis clásicos adornos navideños, un arbolito pequeño de navidad rojo con lentejuelas blancas que compré en Carrefour hace unos cuantos años, me di cuenta de que pasamos todas nuestras vidas armando y desarmando el árbol de Navidad. Más allá de los individuos particulares que no lo arman, la vida parece suceder entre la decoración exagerada de Navidad de los supermercados y el muérdago atacando desde el cielo en Noviembre y su paulatina desaparición en Enero. Una vez que pasaron los Reyes Magos, hay un recreo para vaciar la terraza decorada con luces que apenas nos da un respiro para empezar a decidir dónde o con quién pasar Navidad o qué regalos comprar y a quiénes.

A medida que una persona va creciendo, la velocidad de pasaje del tiempo va aumentando y los años se acortan; de repente colgar la corona de Navidad en la puerta deja de suceder cada siglos para pasar sólo entre días; la vida no es más que un fin de semana largo.

Otra de las múltiples analogías entre algo semicotidiano y aleatorio de la vida real y una abstracción sentimental, siempre fundamentado por un hecho biológico-químico como la formación de moléculas con uniones de alta energía para luego ser degradadas y liberarla, dejándola correr libre y aumentar la entropía siempre creciente del Universo. Uno se arma de cosas y se infla como una bolsa para luego dejarlo todo correr. Las cosas se construyen para ser destruídas.

La pregunta es para qué se construyen en primer lugar. ¿Es sólo el placer de la explosión?

1 comentario:

Lafran dijo...

Obviamente. Explosions in the sky. alta banda escuchala si ya no lo hiciste, te dejo un clip:
http://www.youtube.com/watch?v=w0o8JCxjjpM

btw, yo no siento así los años, pero quizás en el futuro si..whatever. Depende de como te sientes a pensarlos. Si llevas un diario de cada dia y lo relees a fin de año, dificilmente te parezca un año corto. Si al año lo pensas en la cola del supermercado, dificilmente te parezca largo.

 

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