sábado, octubre 16

Accidente

Desde hace un par de días, por momentos, me atormenta la idea de que algo terrible me suceda sin previo aviso. Probablemente suceda por ver demasiada televisión de fondo en el subte, en el gimnasio, en la facultad; en todos lados hay una caja mágica con imágenes de la desgracia de otras personas y 33 tipos 600 km debajo de la tierra siendo sacados, uno por uno con un al ascensor al que por alguna razón tienen que empujarlo con un pie para que ande. Es inevitable preguntarse por qué suceden esas cosas; si bien siempre son descuidos, todos somos humanos y un descuido le puede pasar a cualquiera. Y tampoco cuenta como descuido si estoy caminando por una plaza una tarde de primavera y me cruzo frente a una pelea de bandas y me pegan un tiro en el bazo y me muero desangrada automáticamente, no? Nadie piensa que le puede pasar a uno; le pasa a otro, pero mientras yo mire por la calle al cruzar, no me va a pasar a mí.

Pero uno nunca sabe. Nadie puede prever esas cosas. Uno puede decir después de que pasaron que lo veía venir, que lo "presentía", que lo había soñado, pero si realmente se sabía su casi existencia se podría haber anulado.

Y, por momentos, me imagino a mí, en una situación de extremo peligro, donde me pregunto por qué no cargué crédito en el celular o por qué lo olvidé sobre la mesa, o por qué no comí en grande la noche anterior, o por qué nunca estudié karate, o incluso por qué no me depilé esa semana, bajo un puente, en el baúl de un auto o en el medio de una vereda.

¿Y qué sería lo peor? Bueno, que un grupo de paramédicos no me vea con la mejor ropa interior es desde ya algo desafortunado, pero que mi existencia se evapore y mi cuerpo sea guardado en un ataúd de madera o marmol o incluso descompuesto en algún río cercano no significa solamente el "comienzo de una próxima gran aventura", como diría nuestro amigo Dumbledore; todas mis ideas, mis pensamientos, mis acciones por realizar no hechas, mis deseos ocultos, mis promesas por cumplir, las úlceras de mi corazón y amores no revelados se irían conmigo; un cuento con un escritor que se desvanece, sin final, inanalizable.

Desde eso, me propongo plasmar en cualquier lugar la más inconsciente de mis ideas, en forma de cosa, novela o diario. Uno no puede prevenir una desgracia, pero el silencio es una huella únicamente voluntaria.

1 comentario:

Lafran dijo...

Muy inspirador, por así decir. La frase del final sobre todo.

 

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